Me encantan los tonos envejecidos en los álbumes. A pesar de que me gusta el color, al final, si veo algo con tonos marrones, lo siento como muy mío, y si me lo quedo, me siento muy yo. Dice mi suegro a veces al verme "ya es raro que Cristina no compre algo de color marrón".
Y aún así, me persiguen los colores fuertes, sólidos. Tengo que hacer esfuerzos para envejecer mi vida, mi armario y mis complementos en tonos "vintage".
La semana que mi bebé no estuvo en casa, probé a trabajar un nuevo sistema de encuadernación en un bonito mini-álbum, en colores marrón y rosa, y amarillo... Con muy poco volumen, para que ocupe poco en una casita pequeña, y unos pocos bolsillitos. Y quedó así.
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