No hay temporada de comuniones sin un libro de firmas. El de este año quería que fuera una versión mucho más sencilla de los habituales modelos que se ven por las redes sociales en estas fechas: en esta ocasión quería primar la comodidad de uso y almacenamiento del libro, a la profusa decoración de la portada. Por ello, utilicé las más bonitas telas que encontré, con brillos dorados y de preciosas flores, y las adorné con puntillas con brillos y grandes lazos. Tampoco quería una decoración típicamente de comunión, por lo que no hay muñecas coloreadas, ni tonos excesivamente blancos o perlas. Verdes, dorados, amarillos y rosas pastel han sido la gama de este trabajo.
Para poder cerrarlo, opté por una cinta goma blanca con detalles perlados.
Aunque lo habitual es colocar el nombre de la niña en la portada, en esta ocasión las letras están en el interior. No sólo eso, sino que la encuadernación con una anilla en color oro viejo queda escondida dentro del álbum.